DIA 141 - Salomón es Ungido Rey

La Biblia en Un Año (con el pastor Julian G.) - A podcast by Julian Gamba

Hoy estaremos leyendo 1 Reyes 1 y 2, Hechos 13:26-52 y el Salmo 84. En 1 Reyes 1, el rey David ya está muy anciano y débil. Uno de sus hijos, Adonías, intenta tomar el trono sin la bendición del rey ni de Dios. Pero Natán el profeta y Betsabé actúan con sabiduría, y David declara que Salomón será su sucesor. David dice: “Hoy mismo haré que se siente en mi trono, porque él es quien he elegido para que me suceda como rey” (1 Reyes 1:30, NTV). Salomón es ungido como rey y comienza una nueva etapa para Israel.En 1 Reyes 2, David le da a Salomón sus últimas instrucciones antes de morir. Le dice: “Sé fuerte y pórtate como todo un hombre. Obedece los mandatos del Señor tu Dios... para que te vaya bien en todo lo que hagas” (1 Reyes 2:2-3, NTV). Luego David muere, y Salomón comienza a ejercer autoridad, estableciendo su reino con sabiduría y firmeza, eliminando amenazas y haciendo justicia.Reflexiona: ¿Estás recibiendo con humildad las instrucciones que Dios pone a través de tus mentores o líderes? ¿Estás dispuesto a ejercer liderazgo con justicia, pero también con obediencia al Señor?En Hechos 13, Pablo sigue su mensaje en la sinagoga recordando la historia de Israel y conectándola con Jesús. Proclama: “Sepan, hermanos, que mediante Jesús se les anuncia el perdón de los pecados. Por medio de él, todo el que cree es justificado de todos los pecados que la ley de Moisés no pudo justificar” (Hechos 13:38-39, NTV). Algunos creyeron, otros se resistieron, y muchos gentiles se llenaron de gozo. El mensaje fue tan poderoso que “la palabra del Señor se difundió por toda aquella región” (v. 49).Reflexiona: ¿Estás compartiendo el mensaje de salvación con la claridad y la pasión con la que Pablo lo hacía? ¿Reconoces que solo por Jesús somos justificados, y no por nuestras obras?En el Salmo 84, encontramos uno de los salmos más hermosos sobre el anhelo por la presencia de Dios. El salmista exclama en el verso 1 y 2: “¡Qué bello es tu santuario, oh Señor de los Ejércitos celestiales! Anhelo, sí, me desespero por entrar en los atrios del Señor” . Y más adelante añade: “Un solo día en tus atrios es mejor que mil en cualquier otro lugar” (verso 10, NTV). Este es el corazón de alguien que ha comprendido que no hay lugar más valioso que la presencia de Dios.

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